Inicio

A medida que nos reunimos delante de Dios cantando, escuchando la lectura pública de la Biblia, dando nuestros diezmos y ofrendas, orando, escuchando la Palabra predicada, bautizando y participando de la Santa Cena.

Sabemos más claramente lo que significa ser el pueblo de Dios. La adoración es la expresión más alta de nuestro amor a Dios. La adoración es la iglesia en servicio de amor y obediencia a Dios. Como pueblo consagrado a Dios actuamos con COMPASION Y EVANGELISMO.

El gran mandamiento y la Gran Comisión nos impulsa a enfrentarnos al mundo con evangelismo, compasión y justicia. Para este fin, nos hemos comprometido a presentar la fe a todo ser humano, a cuidar a los necesitados, a oponernos a la injusticia y apoyar al oprimido, a proteger y preservar los recursos de la creación de Dios, e incluir en nuestro compañerismo a todo aquel que invoque el nombre del Señor.